Me estaba preparando para ir a una fiesta una noche cuando lo sentí. Un bulto en un seno. Se me cayó el ánimo al piso. En 32, con antecedentes de cáncer de mama en la familia, sabía que algo no andaba bien. Después de algunos análisis, incluida una biopsia, mis peores temores se confirmaron: tenía cáncer de mama en fase 3.
Como enfermera certificada, estaba acostumbrada a cuidar a los pacientes, no que fuera al revés. El camino por delante era duro. Cirugía, quimioterapia, radiación... había días en que no estaba segura de si podría superarlo. Pero luché y hoy en día, no tengo cáncer.
A lo largo del recorrido y cuando hablo con otras mujeres que pasaron por un diagnóstico similar, me di cuenta la soledad que muchos pacientes con cáncer de mama sienten. Y, una vez que superé el cáncer, decidí que quería ayudar a otros más allá de atenderlos cuando están en cama. Quiero apoyar a los pacientes de cáncer compartiendo mi experiencia y ofreciendo orientación. De manera que, me convertí en enfermera guía en el Community Cancer Institute.
Ahora, puedo ayudar a que los pacientes transiten su propia experiencia de cáncer y ofrecerles una perspectiva compasiva e informada. También lidero el grupo de apoyo de cáncer de mama que creció mucho en los últimos años. Resultó increíblemente gratificante conectarme con otros que comprenden los desafíos y los logros de esta lucha Trabajar en Community me permite aportar mi granito de arena, de un paciente a la vez.
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